Diego Alejandro Melera

jueves, 17 de julio de 2014

Declaración de los Derechos de Messi


  Mucha discusión arrebata nuestros sentidos luego de la llamada “final del mundial”. Que si Messi es mejor o peor que Maradona, que si no estuvo a la altura, que si “nos” defraudó, bla, bla, bla...
 Recién en el 26 de octubre del 2005, se promulgó la ley 26.061 de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en la República Argentina. Casualmente desde ese año Lionel Messi es además de argentino, ciudadano español. En la temporada 2004-2005 debuta como el jugador más joven en la Primera División de la Liga Española jugando para el Barcelona.
Rondando el fin del milenio, Messi se traslada a vivir a España con toda su familia, ya que el Barcelona le prometió costear su enfermedad con la obvia condición de ficharlo para el club.
   Cientos de niños son cooptados por clubes de diferentes partes del mundo para convertirlos en jugadores de fútbol. Nadie por estos días de tanto alboroto por la eficacia o no de los jugadores del seleccionado se puso a pensar en los derechos de los niños. Nadie. No nos importa el peso que significa para un chico de 12 o 13 años dejar su país para probar suerte, (no sólo en el exterior, sucede aquí también) y convertirse en un gran jugador que gane mucho dinero y pueda así no sólo asegurar su futuro económico sino también el de toda su familia.
     La hiperexplotación infantil se da vergonzosamente en las fábricas de Nike, sin que aparentemente nadie pueda detenerlo. Pero esa explotación no es privativa de los asalariados más pobres, también se da en las altas esferas, se da con estos atletas jóvenes que luego son estrellas y también perseguidos por las empresas para que sólo usen sus logos y no osen llevar ni una mínima marca de otra empresa (que valga el último “enojo” de Nike con Messi como ejemplo patético). Explotados muchas veces por sus propias familias, luego por los clubes de fútbol, luego por las poderosas multinacionales y finalmente por frustrados comentaristas y discutidores sin carnet que pululan por doquier y pretenden también que esos niños hiperexplotados del nuevo milenio sean sostén del estado de ánimo de miles de argentinos que no tienen nada más importante en la vida que alegrarse si estos muchachos convierten o no un gol en un partido de fútbol, si ganan o no un torneo.
   En la metáfora de Lionel, (más allá de no conocer los pormenores de su traslado a España, ni saber nada de la relación con sus padres) creo que sería bueno, recordar uno de los artículos de la ley 26.390 promulgada el 24 de junio de 2008 (el día que Messi cumplía sus 21 años y ya era considerado el mejor jugador del mundo): “Queda prohibido el trabajo de las personas menores de dieciséis (16) años en todas sus formas, exista o no relación de empleo contractual, y sea éste remunerado o no”.
Sirva entonces este artículo como la promulgación de los Derechos de Messi.

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